Calipso y su origen
La derrota de los titanes, Jacob Jordaens. |
En la Titanomaquia, cuando los titanes perdieron la guerra, los Olímpicos castigaron a Calipso, por ser hija de Atlas, enviándola a Ogigia.
Cuando Odiseo, que se hallaba a la deriva tras naufragar su barco, llegó a esta isla, Calipso lo hospedó en su cueva, y lo agasajó con manjares, bebida y su propio lecho. Lo retuvo así durante mucho tiempo (siete años según Homero),
Calipso intentó que Odiseo olvidara su vida anterior, y le ofreció la inmortalidad y la juventud eterna si se quedaba con ella en Ogigia. Pero el héroe se cansó pronto de sus agasajos, y empezó a añorar a su mujer: Penélope.
Viendo esta situación, Atenea intervino y pidió a Zeus que mandase a Calipso que dejara marchar a Odiseo. Zeus envió a su mensajero Hermes, y Calipso, viendo que no tenía más opción que obedecer, dio a Odiseo materiales y víveres para que se construyera una balsa y continuara su viaje. Odiseo se despidió de ella, no sin cierto recelo por si se tratara de una trampa, y zarpó.
Algunas leyendas cuentan que Calipso terminó muriendo de pena.
Otras tradiciones hablan de Nausítoo y Nausínoo.
En la mitología griega, la Titanomaquia (en griego antiguo Τιτανομαχία Titanomakhía, ‘Guerra de los Titanes’) fue la serie de batallas libradas durante diez años entre las dos razas de deidades muy anteriores a la existencia de la humanidad: los Titanes, luchando desde el monte Otris, y los Olímpicos, que llegarían a reinar en el monte Olimpo. Se la conoce también como la Batalla de los Titanes o la Guerra Titánica. Es confundida por algunos autores con la Gigantomaquia a pesar de las múltiples y grandes diferencias entre ambas, aunque prácticamente van de la mano.
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